CÓMO COMUNICAR A LOS HIJOS E HIJAS EL DIVORCIO SEGÚN SU EDAD
La psicología nos ofrece una importante base de conocimiento sobre las necesidades de los niños (y no tan niños), qué favorece su desarrollo, cómo y en qué se diferencian, cómo se adaptan y cómo reaccionan ante el estrés o el cambio. Conocer esas aptitudes atendiendo a su edad, nos será de utilidad para comunicar un mensaje tan importante como el divorcio.
HASTA LOS 5 AÑOS DE EDAD.
Cuanto más pequeño, menos podrá comprender el concepto ‘divorcio’. Solo verá que una mitad de su universo ya no está allí en todo momento.
Controlar sus emociones puede resultar difícil si no se satisfacen sus necesidades. Para explicarle la situación usa conceptos simples y dale respuestas cortas, claras y sinceras a cualquier pregunta que tenga.
DE 6 A 8 AÑOS DE EDAD.
A esta edad, los niños forman pensamientos completos y transmiten sus sentimientos al instante. Aún pueden evitar los elementos complejos del divorcio y sus respuestas pueden estar cargadas de emotividad. Ten en cuenta que están forjando relaciones fuera del hogar. Los amigos y los compañeros del colegio están adquiriendo importancia, y contemplar cómo se verán afectadas esas relaciones son problemas a los que también habrá que enfrentarse.
Puede que sus notas empeoren, igual que su actitud e incluso que no quieran ir a la escuela. También se pueden manifestar esas quejas con dolores de cabeza, de estómago, etc.
La disciplina y la comunicación con la escuela para proporcionar mensajes congruentes es fundamental para cambiar los comportamientos antes de que empeore.
DE 9 A 11 AÑOS DE EDAD.
Las habilidades cognitivas de los preadolescentes son más complejas y están más desarrolladas.
Algunos habrán desarrollado fuertes convicciones, que se volverán más difíciles por el inicio de la pubertad. Las preguntas que hagan serán más profundas, pueden arremeter con ira o intentar culpar a los progenitores. Es normal, y aunque debes reconocer esta forma de pensar, no debes promoverla.
Las relaciones fuera de la familia (amigos, profesores, entrenadores), al estar más desarrolladas, se convierten en un factor más significativo en su vida. Los mensajes de terceros comenzarán a tener influencia sobre cómo se comunican contigo.
Los preadolescentes pueden intensificar el conflicto al elegir activamente a un progenitor sobre otro, pelearse en la escuela, mentir o engañar o negarse a ir a la escuela. Los preadolescentes también tienden a interiorizar muchos sentimientos, aislarse, esconder la soledad o tener miedo.
DE 12 A 14 AÑOS DE EDAD.
Los adolescentes empiezan a formar su independencia. Tienen una capacidad mental mucho más desarrollada para comprender el divorcio. La pubertad está en pleno apogeo y puede provocar arrebatos emocionales y episodios de tristeza.
Pondrán a prueba tu paciencia y tendrás que ser más sutil en tu enfoque cuando hables con tu hijo o hija adolescente. Por encima de todo y a pesar de lo que puedan decir, los niños y niñas de este grupo de edad todavía necesitan el apoyo emocional de sus padres como siempre.
DE 15 A 18 AÑOS DE EDAD.
A esta edad, la independencia no es un problema, sino que es saludable.
Los y las menores están interesados en desarrollar las habilidades que necesitarán para sobrevivir en el mundo adulto. La mayoría aún no está en ese mundo y el divorcio puede cogerles por sorpresa.
La coherencia y el consuelo es vital. Respeta sus sentimientos y emociones. Los notaréis algunas veces en sintonía con vosotros y otras no, es normal.
Para combatir el enfado y la tristeza, algunos puede que recurran a las drogas y/o el alcohol, especialmente si lo ven en alguno de los progenitores. Experimentar sexualmente también es una respuesta típica.
Es un desafío ser colega y padre cuando te divorcias y tus hijos tienen esa edad. No dejes que tu culpa se apodere de ti, mantente firme estableciendo límites apropiados para la edad.
Controlar una (buena) relación es (muy) difícil. No te castigues si dices o haces algo incorrecto. Simplemente continúa y sigue decidido a mantener abierta la comunicación lo mejor que puedas.
ADULTO (UNIVERSITARIO).
Los y las jóvenes se encuentran en una encrucijada cuando cumplen 18 años. Las expectativas y las decisiones que pueden afectar a su futuro siguen siendo igual de complejas. Podrán decirte que pueden asumir la carga, pero pocos están listos para tomar ese nivel de responsabilidades.
Es más importante que nunca el saber separar el enfado y frustraciones hacia vuestro ex cuando hableis con vuestro hijo o hija. No solo podrías estar dañando vuestra relación, sino que también estarán dejando huello sobre cómo ven sus futuras relaciones de pareja.
Ayúdalo a hacer la transición hacia su independencia, pero estate siempre listo para escuchar y resolver los problemas que seguirán surgiendo en sus vidas.
ADULTO (POST UNIVERSITARIO).
Más que nada, debes tener cuidado al usar a tu hijo o hija como confidente. A pesar de que es un adulto, todavía seguís siendo su padre y su madre.
Que sean adultos no significa que no tengan sentimientos sobre el divorcio. Sé receptivo a hablar sobre cómo están lidiando con ello.
Saber cómo comunicar a nuestros hijos el divorcio y saber a qué reacciones, escenarios o situaciones adversas nos podemos enfrentar es importante. El divorcio produce CAMBIOS y esos cambios no los vivimos todos por igual. Saber que se darán y anticiparnos dotándonos de herramientas para gestionar las emociones asociadas, será fundamental para superar ese proceso transitorio.
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Fuentes: Betsy Brown Braun. Just Tell Me What to Say / todaysparent.com